El 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra La Mujer. Los orígenes de este día se remontan a 1981, cuando militantes y activistas en favor del derecho de la mujer lanzaban sus protestas ante la violencia de género, con la necesidad de honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano, Rafael Trujillo.
Fue hasta el año 2000 cuando la Asamblea General de la ONU designa el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a tomar cartas en el asunto y coordinar actividades que eleven la conciencia pública en cuanto a la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres.
Estar informado sobre este tema es muy importante para nuestra sociedad, ya que la violencia contra la mujer es algo que está presente todos los días, y afortunadamente cada vez es más evidente que las mujeres de todo el mundo se están uniendo para erradicarla. Sin embargo el número de casos de violencia contra la mujer sigue incrementando, debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».
Aunque todas las mujeres, en cualquier parte del mundo, pueden sufrir violencia de género, alguna son particularmente vulnerables, como son: niñas, mujeres de la tercera edad, lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH o discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.
Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres mujeres (35%) en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. Un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja masculina.
Existen dos vías por las cuales la violencia ha llegado a este grado. Por un lado los hombres que tienen un nivel de instrucción bajo, es decir, que han sido objeto de malos tratos durante la infancia, han estado expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y al uso nocivo de alcohol, han vivido en entornos donde se aceptaba la violencia y había normas diferentes para cada sexo, dejándoles la creencia de que tienen derechos sobre las mujeres, lo que los hace más propensos a cometer actos violentos contra ellas. Y por otro lado al igual las mujeres que tienen un nivel de instrucción bajo, es decir, que han estado expuestas a actos de violencia de pareja contra sus madres, han sido objeto de malos tratos durante la infancia, han vivido en entornos en los que se aceptaba la violencia, y los privilegios masculinos y la condición de subordinación de la mujer eran el pan de cada día, por lo que corren un mayor riesgo de ser víctimas de la violencia de pareja.

La violencia no solo se presenta de manera física o sexual y es importante identificarla para evitar caer en ella. Existen diferentes tipos: Violencia económica: Corresponde a cualquier acción o acciones (sean estas directas o mediante la ley) que buscan una pérdida de recursos económicos/patrimoniales mediante la limitación (por ejemplo, las mujeres no pueden tener propiedades o hacer uso de su dinero o de sus derechos patrimoniales), con la intención de controlar el dinero o privar de medios económicos para vivir de forma autónoma. Violencia laboral: Presente en decenas de países donde se dificulta el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad laboral, o se complica su desarrollo en la empresa o estabilidad por el hecho de ser mujer.
Violencia institucional: Es aquella mediante la que funcionarios o autoridades dificultan, retrasan o impiden el acceso a la vida pública, la adhesión a ciertas políticas e incluso la posibilidad de que las personas ejerzan sus derechos.
Violencia psicológica: Puede darse en todo tipo de contextos (si bien la casa, la pareja y la familia suelen ser tres de los más comunes) y consiste en cualquier acción que sintamos que nos degrada como personas o trata de controlar nuestras acciones o decisiones. Este tipo de violencia contra las mujeres no tiene por qué alcanzar el hostigamiento o la humillación, sino que puede manifestarse como acoso, restricción, humillación, manipulación o aislamiento, produciendo daños emocionales y perjudicando nuestro desarrollo personal hasta problemas emocionales y psicológicos muy graves que han llevado a muchas mujeres al suicidio.
Violencia simbólica: Es aquella que recoge estereotipos, mensajes, valores o signos que transmiten y favorecen el hecho de que se repitan relaciones basadas en la desigualdad, el machismo, la discriminación o la naturalización de cualquier rol de subordinación de las mujeres en nuestras sociedades. Se trata de un tipo de violencia contra las mujeres más difícil de erradicar, porque está anclado en la colectividad y la mera permisividad lo fortalece.
Lo importante es saber qué podemos hacer para erradicar la violencia contra la mujer.
Reconoce las señales: El primer paso para erradicar este tipo de violencia es familiarizar a las personas y la comunidad con los posibles signos e indicadores de violencia de género.
Educa a tu comunidad: Un buen comienzo para erradicar la violencia de género es comenzar a educar a la mayor cantidad de gente posible sobre la misma, su impacto y cómo intervenir de manera segura.
Organiza a tu comunidad: Involucrar a los vecinos a intervenir para detener a un abusador o hacer de su comunidad un lugar donde no se tolerará la violencia de género, genera confianza para que las mujeres denuncien que son maltratadas.
Escucha para empoderar: Si una víctima de violencia de género se acerca a ti, escúchala. Hazle saber que le crees y no juzgues sus elecciones. Las víctimas a menudo se sienten completamente aisladas y con frecuencia son menospreciadas por su abusador; es importante que ella se sienta segura y reúna el coraje suficiente para comunicarte exactamente lo que está sucediendo y pedir ayuda.
Permanece a la espera: Si sospechas que tú amiga, compañera de trabajo o familiar es víctima de violencia, ofrécele estar a la espera de su mensaje de texto o llamada para emergencias.
Documenta cualquier incidente del que seas testigo: Toma nota de las fechas, horas, lesiones y cualquier otra observación. Tu documentación en curso puede ayudar a reforzar el coraje y la credibilidad de la víctima cuando por fin esté dispuesta a emprender acciones legales contra su abusador.
Sabemos que aún falta mucho camino para que estos actos se frenen, pero no pares de exigir, ya seas hombre o mujer, esto es un trabajo que necesita de todos, di no a la violencia en general y se empático con las víctimas.
Comparte esta cápsula para que otras personas se informen y podamos un día decir que logramos erradicar la violencia contra las mujeres.
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